Yo no hago deporte. ¡Ale! ¡Ya lo
he dicho! ¿Que por qué? ¡Uy! Porque hace frío ahí fuera… porque me falta leche
me voy al súper… porque ya a estas horas para qué… porque hay una mota de polvo
voy a hacer limpieza… ante este panorama comprenderéis la enorme, infinita,
admiración que me provocan estos valientes. Unos pirados que madrugan más que
el sol para ir al gimnasio, que aprovechan su hora de comer para hacer unos
largos, que no salen el fin de semana y se van a pedalear unas horas el
domingo… Madre mía ¡cuánto sudor! Y trabajo, cuánto trabajo para poder darlo
todo el día 4 de mayo, desde la salida hasta la meta.
Y ahí entro yo.
Una competición me supone meses
de preparación. Sí, sí, A MÍ. Antes del gran día te pasas semanas escuchándoles
planear la estrategia a seguir, aprendes que hay que respirar cada dos pasos,
que es mejor dejar las zapatillas enganchadas en la bici, en qué momento es
mejor llevar gorra, que para nadar bien hay que levantar el codo en el recobro…
¡pero bueno! si es tirarse al agua y mover los brazos ¿no? Ni en la comida te
libras: hidratos para comer, hidratos para cenar, hidratos para desayunar
¡claro! ellos luego los queman ¿pero yo? ¡Cartuchera que te crío! Y comenzamos
el viaje, cargaos’ como si fuéramos a cruzar el estrecho, repasando el material
una y otra vez, ¿has cogido imperdibles?’, ‘¿llevas la gorra?’, ‘¡que no se me
olvide el cronómetro!’. Y al llegar al destino es peor, se juntan todos y la
tensión aumenta. Tú quieres hacer turismo e ir de cañas pero nooooo, empiezan los
preliminares: sígueles mientras estudian el recorrido, repasan las normas,
visita a la Feria
del corredor, haz el agujero en el dorsal, comprueba las pegatinas ¡y otra
vuelta a la Feria
del Corredor!... Se pasan los minutos y siguen planeando si dejan la bici
“aquí” o “aquí”, y les miras y piensas ¡pero si la diferencia son 10 milímetros a la derecha!
A todo esto te encargas del
twitter, del facebook y del whatsapp. Los de fuera quieren noticias y por
supuesto fotos, muchas fotos.
¡¡Por fin llega la hora de la
carrera!! No, la suya no ¡la mía!
¡Disparo de salida! Tuitéalo, haz
foto. Búscales en el agua… ¡por Dios! 2.000 personas con el mismo gorro, ríete
tú de buscar a Wally en un partido de Atleti. ¡Salen del agua! Organización:
“tú quédate aquí hasta que salgan todos y haz fotos que yo voy detrás de éste”.
Corre que te corre de la línea de salida hasta la zona de transición, la
minifalda por las axilas, pierdo la chancla por el camino (lo sé, lección
aprendida), ya está en su sitio, y… ¡prueba superada! tengo un video del paso
de neopreno a bicicleta. Tuitéalo.
Ahhh y a todo esto: ¡anímales!
Ahí vienen, a gritar: “¡ánimo! ¡tú puedes! ¡Corre, que ya lo tienes! Ahí se
acerca… y entonces te das cuenta de que llevas un minuto gritándole a un rubio
que se está planteando si retirarse de la carrera con tal de no pasar por
delante de esa loca que no para de chillar.
Otro tuit: “ya dejan la bici,
todos en la carrera a pie”. Y tú corre que te corre a la línea de meta, oye,
años de llegar de las primeras a las rebajas del Corte Inglés por fin dan su
fruto. Tienes un buen sitio. Le suplicas a uno de la organización que te de una
botella de agua, gran idea la de hacer estas cosas a mediodía en agosto. Coges
aire, cuelgas fotos, mirada en el horizonte, cámara en alto, -“dijo que
tardaría 20 minutos”, -“da igual ¿y si les da por meter caña?”.
Allí vienen, rojos, sudando,
cojeando, quemados, con la misma cara que si corriesen sobre clavos ardiendo, y
les observas, y piensas: ¿pero qué necesidad…?
Y llegó el momento, se acercan,
cambian la cara, sonrisa ¡¡CRUZAN LA
META !!… y paran el cronómetro, pero ¿¿a quién le importa el
tiempo?? ¡¡¡Lo han logrado!!! Foto. Gritos. Más fotos. Tuitéalo.
Y te ven, se acercan, y te besan.
Tu corazón va mil por hora, yo sí que voy a tener agujetas mañana… ¡pero en la
cara de tanto sonreír!
¡¡Viva el deporte!! ¡¡Vivan los deportistas!! (Tuitea eso,
que te ha quedado bonito)
¿Que qué necesidad? Ellos te
dirán que por superación personal, que por conseguir un reto, que por ganar a
los contrincantes… lo que tú digas, pero para mí es por su cara. Por esa
sonrisa.
Esa sonrisa que este año ¡va por
los niños! Para que ellos puedan tener también esa cara.
Por cada uno de vosotros que
habéis puesto vuestra ilusión, vuestra confianza y vuestro dinero en esto
porque sabíais que lo conseguirían. ¡Gracias! Si conseguimos 15€, genial, un
niño tendrá libros nuevos que leer mientras le ponen su cuarta sesión de quicio
o un muñeco nuevo al que abrazar mientras le hacen una punción. Sus padres han
tenido que dejar el trabajo para estar ahí, dándole la mano… ¿y si conseguimos
500 y les pagamos un piso donde dormir y ducharse cerca del hospital?
Los voluntarios de Pyfano van
cada día a jugar con los niños ingresados, apoyan a sus familias
psicológicamente, resuelven sus dudas, y estos valientes corren un triatlón.
¿¿De verdad te vas a quedar fuera de esto??
¡¡Ellos corren,
nosotros patrocinamos!!
P.D. A los malnacidos que han
asesinado a tres personas y herido a 183 en la maratón del Boston: “habréis
conseguido unos minutos de telediario, pero os jodéis, porque este año volveré
a estar detrás de la valla y pienso gritar más que nunca”.
Sabela