El año pasado estuve por primera vez en un triatlón. Sin sudar ni sufrir, sin
calzarme las zapatillas, ni mojarme en el agua del Guadalquivir. Pero
igualmente emocionante. Vivir un triatlón desde el otro lado es también
intenso. De algún modo, cada vez que Chuchi, Fran o Juan pasaban por delate y
gritábamos "¡corre, corre!" (con muy poca originalidad, todo hay que
reconocerlo), nos contagiábamos de su entusiasmo. Este año el grupo de
animadores gritará dos nombres más, porque Manolo y yo, (Ana) nos hemos lanzado
al otro lado. ¡Muchas gracias amigos porque sabemos que de alguna u otra forma
estaréis allí ese día!
Ana