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24 abril 2013

Sin dolor no hay gloria

He pasado unos días en El Bierzo con mi familia. Es sin duda, la mejor zona de España donde se come. Es posible que esta opinión no la compartais muchos de los que leéis nuestros artículos. Esta valoración la hago porque en mi planteamiento estaba entrenar y disfrutar de mis sobrinos y mis hermanas y mis amigos que son sus maridos. El sábado a pesar de llegar tarde por la noche me levanté con el ánimo suficiente de entrenar en la piscina y fue positivo nadar en medios desconocidos. Pero luego llegó la comida, en el mejor restaurante que yo jamás haya conocido (no voy a dar el nombre porque entonces perderá su encanto)... después llegó la tertulia familiar con un burbujeante refrigerio. Y más tarde, no se donde lo metí, una estupenda cena en una casa de comidas familiar. Esto de entrenar si iba a perder....
Pero no!! El domingo lo tomé como merecido descanso y entre comida y comida tranquilidad y sobre todo darle vueltas a cosas que pueden pasar el día 4 en Sevilla. Entre botillos, pulpo, marquesas..... no podía hacer hueco a otros placeres.... pero tampoco podía olvidar obligaciones. El lunes salí a correr por las calles de la capital del Bierzo y descubrí lugares nuevos y agradables, siempre con las montañas de fondo. Me salió un gran entreno de correr. Pero lo mejor fue el martes. El Alto de Lombillo; ya lo conocía, lo había subido pero ayer me pareció más infernal pero más bonito. Las piernas duras, duras; dolor, sudor... y
duelen más... y con todo el desarrollo quitado ascendía a unos pírricos 6 kilómetros por hora que parecían interminables. Sudor, sudor, me sobra todo, me faltan las fuerzas. Algo más de 3 kilómetros de subida a un porcentaje brutal. Sudor, sed.... no tengo fuerzas... no puedo soltarme los pedales, creo que me voy a caer, pero sigo, sigo, sigo, sigo. Pienso que ellos no se bajarían. Sigo. Pienso en todos los que estáis empujando. Dolor, dolor, dolor, el sudor cae en mis piernas como cataratas. Hago cumbre.... entonces merece la pena ver hasta donde he llegado. Y.... sin dolor no hay gloria.
Juan